martes, 8 de noviembre de 2011

Mis botas de ganar


Me han comprado unas botas nuevas. Son amarillas y brillantes. Me puedo meter en los charcos y no me mojo los pies. Cuando llegué al cole, se las enseñé a Rania, y ella dijo: ¡Qué chulas! Le conté que son de la tienda donde hay un lorito en la puerta.
En el recreo, estuve jugando al pilla-pilla. Con mis botas corro mucho y siempre me salvo. Pero hay un niño que me tira del pelo y así gana él. Le di una patada con la bota, pero no me soltó. Entonces lloré, por eso Rania se puso conmigo en el comedor.
Yo tardo mucho en comer. Dice la seño que es porque me distraigo con una mosca, aunque no he visto a la mosca por allí. Rania, que es mi amiga, me ha enseñado un truco para ganar: hay que llenar la cuchara, comer, y antes de tragar, se vuelve a llenar la cuchara para que esté lista y así vas muy rápido y terminas la primera.
Voy a emplear mi truco con el niño del recreo. Si me vuelve a tirar del pelo, le doy una patada con mi bota y tendré listo el otro pie por si no me suelta y quiere ganar.

8 comentarios:

  1. Muy astuta la chica!, de seguir así, le irá bien en la vida! jejeje
    Abrazos.

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  2. Jejeje, a mi también me decían lo de la mosca, Aroa :), ¡y yo no veía ninguna!, pensaba: "¡Qué raras son estas personas Grandes!"

    Oyeee, qué chulis tus botas, ¿no?? son de superhéroe :D

    ¡Muuuaaakkk!!

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  3. Hola, amigas. Qué superchulis sois. Así da gusto contar historias. Que conste que os leo; leo a casi todo el mundo, porque la gente publica muchas cosillas interesantes (otras, no tanto XD, je, je). Pero siempre ando de carreras. Me acabo de planchar el pelo, porque mañana tengo tareilla. Confidencial... Hoy, se me acercó una señora para preguntarme por los cursos de formación. Le noté el acentillo de mi Córdoba y, sí, era cordobesa, como yo. Me contó que acaba de aterrizar por estos lares (no sé si huyendo de un divorcio o qué) y que no conoce nada de aquí ni a nadie. La estuve instruyendo en algunas cosillas a las que apuntarse para conocer gente y que se anime. Hemos quedado en que mañana vuelve y me cuenta. Lo que no sabe es que, mañana, le voy a decir que se venga conmigo a comer por ahí (ya que tengo la tarde libre...), y le voy a dar compañía y a enseñarle el municipio, que hay muchas cosillas interesantes que ver. A ver si se anima, porque me dio que andaba un poco tocadilla por la situación que debe andar pasando. Me dijo que ya estaba cansada y que se acababa de separar. Bueno, el caso es que, sea lo que sea, hay que llevarlo bien. Y como dice Mar, todo ocurre por una razón.
    Uy, si este comentario iba para mi otro blog, je, je. Bueno, ya lo dejo aquí; total, si yo charlo por los codos...
    Besos, Neo, Mar.

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  4. Veo que sabes el camino del regreso a la infancia...¡y con botas amarillas! :) Qué envidia¡¡¡¡¡


    besos

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  5. Unas botas amarillas son la mejor opción para volver a la infancia. Te las recomiendo, Luis.
    Besos.

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  6. Así, con la preparación por bandera,muy requetebien.
    Por si las moscas...
    Preciosas botas esas.
    Besos.

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  7. Qué bien te sale la ingenuidad infantil. Envidiable esta manera de recuperar el 'tiempo perdido' (en realidad el tiempo nunca se pierde, simpre se queda ahí en algún sitio, como mucho olvidado, y lo recuperamos con palabras como las tuyas)
    Saludos.

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  8. Marinel, eso, por si las moscas, mejor tener la cuchara preparada; digo, la otra bota, je, je.
    Besos saltando bajo la lluvia.

    Profe, muchas gracias por tu visita. Cierto que la niñez sigue ahí, aunque haya que sacar las cometas al sol para que fluya.
    Un saludo con sonrisa.

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