jueves, 13 de octubre de 2011

Un cuento de miedo



Cuando me quedo a dormir con la abuela, siempre me cuenta un cuento. El otro día, le dije que quería uno de miedo. “¿De miedo?”... dijo ella, abriendo mucho los ojos.

-Sí, cuéntame un cuento de miedo.

-No, no. De miedo no.

-Que sí. Que los cuentos de miedo son muy divertidos.

-Vaaale.

Y me senté en la cama para escucharlo mejor. La abuela me contó que había un gato que perdió su collar en el campo y que lo buscó por todas partes sin encontrarlo. Se le hizo de noche y descubrió un castillo. "Ah, dormiré aquí y mañana seguiré buscando mi collar". Al abrir la puerta se oyó: “Ñiiiiiiih” Y la abuela y yo dijimos: "Aggggggg ¡Qué susto!", y nos abrazamos de la risa. “Huuuuu”, se escuchó dentro, y era un fantasma, pero no daba miedo, porque los fantasmas no hacen nada. En el cuento, se encendieron las ventanas con la tormenta y los truenos, y la abuela y yo gritamos de mentira. Y dijo que ya no me contaba más.


-¡Que síiiiii!.


Y como era tarde, me contó el final. Y es que el gato se durmió en la escalera y el fantasma lo tapó con su sábana para que no tuviera frío. Entonces me puse a llorar. Y cuando la abuela me preguntó, le dije que era porque el reloj de la mesita de noche me estaba mirando, y eso sí que daba miedo.

9 comentarios:

  1. Ayyy, ¿qué te mire un reloj, Aroa...? Yo, que lo veo como un espadachín, rís-rás,cortando los minutos y las horas, sí que da miedo, sííí...

    ¡Muack!

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  2. Sí, Mar, la verdad es que los numeritos brillantes del reloj en la oscuridad daban mucho susto, je, je.
    Besillos, mil.

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  3. No temas Aroa, los relojes de las mesitas de noche no dan miedo, pero si que dan mucho la lata. Por su timbre y todo eso.
    A mi tambien me gustan mucho los cuentos de miedo

    Un besito

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  4. Jose Vte, llevas razón. A veces, más que miedo lo que dan ganas es de tirarles un zapato a esos relojes impertinentes, je, je.
    Besos y gracias por asomar por aquí.

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  5. Cuando era pequeña a mi me asustó el perchero de la habitación en la noche de Reyes. Y es que por la noche nos asustan muchas cosas; por eso decía mi abuela (todas son muy sabias) que los niños se deben acostar temprano, para tener sueños bonitos y no asustarse.

    Un besito.

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  6. Ardi, tu abuela tenía mucha razón, los niños de ahora se acuestan demasiado tarde. Yo, cuando mi hija me deja a la niña, le digo que venga ya cenada y bañada, porque salgo de trabajar a las diez y mientras llego a casa, hacemos pipí, le cuento el cuento y me cuenta lo que hizo en el cole, nos dormimos a las tantas. Y luego, además, me suenan las tripas porque como quiero que se acueste pronto, ni me paro a cenar.
    Huy, vaya vida que llevamos. Aunque yo procuro que a ella no le repercuta, y si hay que quedarse sin cenar, pues mira, con eso nos mantenemos en el peso.
    Un abrazo, guapa.

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  7. Verás Aroa,te comprendo muy bien a mí el reloj no sólo me mira, no no, también me grita! como te lo cuento, cada mañana a las ocho.Pero a veces,cuando me da mucho miedo, lo pongo boca abajo y se queda dormido ;)

    Grácias Mercé por el buen rato que estoy pasando en el blog de Aroa.Me encanta.

    Felices aueños Aroa.

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  8. ¡Qué cuento de miedo más tierno y bonito!
    Enhorabuena por este refugio que has creado.
    Te enlazo por si mis alumnos se animan a recuperar lo que no deberían perder nunca (ni ellos ni nadie): la infancia.
    Un cordial saludo y nos vemos.

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  9. Amanda, gracias a ti por visitarnos. Es eun placer.
    Besos con el reloj apagado, je, je.

    José María, mil gracias por compartir los cuentos de Aroa con tus alumnos. Espero que no pierdan nunca la sencillez y naturalidad de la infancia.
    Besos de pupitre.

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