viernes, 2 de septiembre de 2011

Aroa se ha dormido…


Mientras la observo, pienso en todo lo que me gustaría ofrecerle para que crezca fuerte y confiada; para que nunca pierda la ilusión, la esperanza, el ánimo y la alegría. Que aprenda a levantarse sin miedo, a mirar la vida con dignidad, persiga sus metas y encuentre su camino.


Aroa duerme, abrazada a su tortuga gigante. Le dejo sus zapatillas de osito junto a la cama, para que no se le ocurra andar descalza (hay que cuidar los pies y la garganta). También le coloqué una botellita de agua en la mesilla por si, de noche, se despierta con sed.


Sin hacer ruido, me llevo sus historias, en las que me sumerjo para estar con ella, jugar a ser pequeña y descubrir la magia en sus ojillos tiernos.


Aroa se ha dormido…, volverá para hablarnos de Campanilla, Alicia, el Capitán Garfio o Perdigón (que es el caballo de Toy Story que a ella tanto le gusta); también sabremos de sus amigas, su escuela y lo bien que se le dan los cuentos y las cuentas. Y yo la esperaré impaciente, asomada a la ventana, para que juntas sigamos descubriendo el mundo.


Con todo mi cariño,


Tu abuela.

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