¾Abuela, ¿tú sabes que el otoño siempre llega tarde a ver las hojas?
¾Vaya, pobre otoño…
¾El hombre del cole barre las hojas del patio, las mete en una bolsa y se las lleva a la basura; por eso el otoño se pone triste.
¾Claro.
¾¿A ti te gusta el otoño, abuela?
¾Sí, aunque me gusta más la primavera.
¾¿Por qué?
¾Porque viene el sol, juega con las flores y las hace crecer.
¾El sol es bueno ¿verdad?...
¾Sí, muy bueno.
¾¿Y al sol le gustan los cuentos?
¾Mucho.
¾Pues yo sé uno de un zorro, un lobo y una tortuga que se fueron al cine, y como la tortuga era muy pequeña y no veía se puso de sombrero, y cuando venga el sol se lo cuento.
¾Muy bien.
¾Abuela…, pregúntame si te he traído una ´sompresa´.
¾¿Me has traído una sorpresa?
¾Sí, mira… (saca algo del bolsillo). He salvado una hoja de la basura.
¾Vaya. Qué bonita es... Se la vamos a guardar al otoño para que la vea…
¾¿Por qué no le contamos un cuento a la hoja?
¾Claro que sí, mi tesoro. Ven, que te voy a rascar un poquito la espalda mientras inventamos un precioso cuento para esa hojita.
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