viernes, 2 de septiembre de 2011

Un día de perros

Mamá está en el trabajo. Y, al final no le hemos llevado la ´comira´ porque dice que no le gustaban los macarrones. Estuve todo el día con papá, haciendo las camas y fregando los platos. Luego, nos fuimos al Banco, que es un sitio donde la gente hace cola dando golpecitos en el suelo con el pie. También compramos fruta en la frutería, y ´pienso´ para el perro en la tienda de animales. A mí no me gustan las tiendas de animales, porque hace mucho calor. Además, los cachorros están en jaulas y nadie juega con ellos. Mi padre me subió en brazos para que viera los perritos del escaparate. Había uno muy chico que lloraba porque quería con su mamá. Yo quería contarle un cuento, pero cerraba los ojos y no me miraba. A mi perro, Darwin, tampoco le gustan los cuentos, por eso cuando empiezo, se da la vuelta y se mete en su casa, ´enfarao´. Dice papá que es porque le hablo muy fuerte.

Mamá llegó diciendo que había tenido un día de perros, como nosotros.

He comido pasta.

Y me hago pipí.

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