viernes, 2 de septiembre de 2011

Oh, oh...

Estoy aprendiendo a vestirme sola…


Las camisetas son muy fáciles de poner. Metes la cabeza y si no encuentras las mangas, te la dejas así, colgando del cuello; hasta que venga alguien y te ayude. Con los pantalones me lío un poquillo, porque meto las dos piernas en el mismo sitio y luego no puedo andar. Pero bueno, ya aprenderé.


He descubierto que antes de ponerme el abrigo hay que sujetar el puño del jersey para que no se escape. Luego, se mete el otro brazo, y es ahí donde me pierdo… Empiezo a dar vueltas sin encontrar la manga, y por eso me mareo. De los abrigos sólo me gustan los botones. En invierno, hay que colocar cada botón en su agujero, para que no entre el frío en el cuerpo; aunque yo los abrocho como quiero, y siempre me sobra un ojal o me falta un botón.


Lo que más me gusta son los tacones de la tita Elena. Como sobra mucho espacio detrás, puedes meter el batido, el bocata, o el tubo de las pompas de jabón.


Esta mañana, me he vestido sola. Oh, oh… Creo que las braguitas no van por encima del pantalón…

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