viernes, 2 de septiembre de 2011

Descubriendo el mundo

En el Pingüinario de Hielo de Selwo Marina, donde trabaja mi madre, nació a finales de junio un pingüino Rey. Ella me ha contado que es muy bonito y que podré verlo cuando cumpla cuatro meses y se incorpore al resto de pingüinos. Hasta hace poco, los únicos animalitos que yo conocía, además de los perros y los gatos, eran las gallinas, los patos, los conejos y los pavos reales; los veo por las tardes cuando voy al parque de La Paloma a montarme en el tobogán. Sin embargo, ahora, he descubierto a los pingüinos que lucen muy elegantes con sus trajes de fiesta; a los delfines que bailan sobre el agua y a los leones marinos, que tienen unos bigotes grandes y aplauden cuando están contentos.

Yo creo que los delfines ya me conocen, porque cuando les tiro besos ellos saltan del agua haciendo piruetas en el aire; luego van hasta sus cuidadores en busca de caricias.

Ya me voy enterando de cómo funciona el mundo y todas las cosas bonitas que hay en él. Por ejemplo, me gusta mucho la luna, que es una pegatina blanca que hay en el cielo y que se llama “Luna”. Y las estrellas, que son como las de la sopa pero con brillo. También, me gustan las flores, aunque todavía no distingo bien los colores, pero huelen muy bien. Y los árboles, que saludan moviendo sus ramas. Lo que más me gustan son las hormigas. Las dejo pasear por mis brazos para que me hagan cosquillas y luego las llevo hasta el hormiguero para que vuelvan con su mamá. También hay cosas que no me gustan, claro, como esos bichitos que se cuelan por mi ventana y me pican en las piernas. Tampoco me gustan algunas medicinas que saben a rayos.

Por cierto, esta mañana, mi padre se ha dedicado a buscarme guardería para el invierno. Dice que ya tengo que empezar a ir al colegio para aprender las letras, como el pez que vimos en la pecera, que movía la boca diciendo: O-A, O- A. Los peces son muy listos, como yo.

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