viernes, 2 de septiembre de 2011

La red de cazar pelotas

Como hace calor, me voy a bajar con la tita Elena a la piscina. Ya he preparado la bolsa con los juguetes. No encuentro la red de pescar y cazar mariposas, que es naranja, pero que se dice: orange (que yo me sé los colores en inglés). Me he ido al salón, a buscar a la abuela que estaba escribiendo en el “ordeador”, y le he dicho: “Abuela, no encuentro la red”. Entonces, ella se ha levantado y me ha dicho: “Sígueme”. Me he puesto las manos en la cintura y la he seguido con mis zapatillas de la chancla, como los pollitos. Al final, hemos encontrado la red de orange, que estaba en el armario del pasillo. No me voy a llevar la muñeca a la piscina porque se hunde y como sólo tenemos unos manguitos que son para mí, pues eso; que la voy a dejar costadita en su cama.


Cuando los niños van a la piscina tienen que ponerse los manguitos, cremita y una gorra para el sol. También hay que llevarse la bolsa con la toalla, la pelota y juguetes; pero de los que no ensucien el agua.


Dice la tita Elena que si no me peino y me lavo la cara, que se va a la piscina sin mí. Y por eso le hice caso.


Le he dicho a la abuela que vigile por si se enciende la Nintendog del otro cuento y aparece Odie, que le diga que ya mismo vengo, que estoy en la piscina con la red de pescar y cazar mariposas.


¡Anda! Ahora se ha metido la pelota debajo de la cama y no la puedo sacar. Voy a por mi red… Que ahora se llama: red de cazar pelotas.


¡Tita!, espera; que la pelota se ha escondido porque no se quiere poner la crema del sol.

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