viernes, 2 de septiembre de 2011

La siesta

La siesta se duerme en la cama, con los pies rectos y los ojos cerrados. Si escuchas un ruido puedes abrirlos, pero sin moverte, porque si te asustas la siesta se va. Después de comer, los niños tenemos que dormir la siesta y descansar, para que vengan los sueños y podamos jugar con ellos.


Los sueños viven en la cabeza, en el país de los sueños. Allí hay sueños buenos y otros que son malos. Los sueños malos se llaman pesadillas, porque son muy pesados y asustan a los niños, por eso te despiertas llorando.


Algunas veces, a la hora de la siesta, la abuela me rasca la espalda y me canta una canción: “Mi niña es muy chiquita, no tiene cuna, su padre es carpintero, le va a hacer una…”. Y como a la siesta también le gusta esta canción, las dos nos dormimos enseguida.


Un día, a la hora de la siesta, a la abuela se le olvidó poner los cojines y la silla, por eso me caí de la cama. Me di la vuelta y se escuchó ¡plof! Y cuando vino la abuela no me encontraba.


Voy a dormir la siesta con los ojos abiertos, para no caerme de la cama y para ver lo que sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario